¿Sanciones con "carácter pedagógico", castigos o empoderamiento del alumno?

20.11.2014 13:55

Como estamos estudiando en la asignatura de Organización de centros, sabemos que dentro del Plan de centro y más concretamente en el Plan educativo, nos encontramos con un apartado que sanciona e intenta mejorar el comportamiento de la institución. Nos referimos al plan de convivencia.

En éste aparecen, según el convenio del centro, aquellas sanciones que serán impuestas a los alumnos que no respeten las normas o que se muestren en contra de los objetivos a cumplir por la clase.

En la mayoría de los casos, las conductas disruptivas se categorizan en tres niveles:

                - Faltas leves. Por ejemplo, impuntualidad ocasional a la hora pactada de comienzo de                                 la clase.

                - Faltas graves. Por ejemplo, conductas que impidan el aprendizaje de los alumnos.

                - Faltas muy graves. Por ejemplo, acoso físico o moral a un compañero.

Las sanciones deberán de ser acordes con las faltas cometidas por el alumno y según su carácter podrán ser impuestas por el profesor de turno, tutor, jefe de estudios o director del centro.

Entonces, ¿Qué entendemos con que las sanciones presenten un carácter pedagógico? Desde mi punto de vista serán aquellas estrategias que impliquen un aprendizaje en los alumnos y que vallan dirigidas tanto a disminuir la conducta perturbadora como a mejorar la convivencia en el centro.

Pero, ¿esto se cumple? Desde mi experiencia en la ESO y Bachiller, NO. Las únicas sanciones que se implantaban  a los alumnos de mi centro escolar siempre han una advertencia verbal,  la expulsión de clase por un tiempo determinado (10, 15min), privatización del tiempo del recreo o algún trabajo como recoger los residuos del cetro. ¿Tienen estas sanciones carácter pedagógica? La respuesta la dejo para reflexión del lector, pero solo indicar desde aquí que estas medidas no cumplían los requisitos pedagógicos anteriormente indicados a aquellos  alumnos que se les implantaban.

Mi propuesta ante esto va más allá, y considero primordial que sea de carácter preventivo. No es otra que el empoderamiento o fortalecimiento de los alumnos tanto disruptivos como aquellos que siguen la senda marcada por el centro.                                                                                                   Muchos de los problemas que se presentan en el aula por los alumnos, son debidos a la falta de seguridad por parte de los mismos, a no saber con demasiada exactitud qué tienen que hacer o que no encuentran su sitio dentro del aula o por el contexto socio-cultural al que pertenecen. Pues bien dicho esto, lo que realmente se debe de buscar en estos alumnos como prioridad, no es que saquen la mayor nota curricular, sino desde mi cognición, se debería buscar que sean felices y tengan un autoconcepto positivo de uno mismo.

 

¿Dónde vamos a centrar nuestra atención para conseguirlo? En las fortalezas personales.

Existen 28 tipos diferentes de fortalezas personales, todas ellas importantes a la hora de llevar un proceso de enseñanza y aprendizaje, pero voy a focalizarme en tres de ellas que son las que según mi criterio aportan mayor beneficio a la convivencia escolar.

La primera de ellas es la Vitalidad (el ánimo, energía). Debemos tener alumnos que se ganas de hacer lo que la escuela les pide y que se espera de ellos.

En segundo lugar encontramos el Amor (la capacidad del alumno a amar y ser amado). Un alumno que tiene sentimientos de amor, entendido este como una cercanía y amistad hacia sus compañeros, guardará mayor nivel de respeto hacia los mismos.

Y por último, la Inteligencia social. Aquellos alumnos que sean conscientes de qué y cómo deben hacer en cada momento, así como sus motivaciones y la de sus compañeros, estará más preparado y motivado para comportarse adecuadamente.

¿Suena muy bien en la teoría verdad? Pues existen varias formas de conseguirlo.  Por una parte el profesorado siempre debe contar con una actitud positiva hacia el alumno, se deben crear situaciones de aprendizaje que permitan fluir los conocimientos y las ideas, promover una educación que prime más la calidad que la cantidad y optar por metodología estimulantes que hagan al alumnado estar entusiasmado por el tema.

Esta es mi propuesta para mejorar tanto los planes de convivencia de los centros educativos, lo que provocara una disminución de las conductas disruptivas por parte de los alumnos, como un aumento en la calidad de su vida diaria fuera del centro gracias a estar  tratando de mejorar sus fortalezas que son aspectos transversales que se pondrán en funcionamiento en cualquier situación. 

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